
El presidente de Bolivia, Evo Morales, vuelve a encabazar un escándalo con sus hijos, su reconocimiento y el tráfico de influencias.
Evo Morales mantuvo una relación amorosa con la joven Gabriela Zapata en 2007 de la que nació un bebé. Esto desató incomodó muchísimo a la opinión pública, porque de no ser por el referendum del pasado 21 de febrero de este año, nunca se hubiera conocido esta parte oculta de su vida privada.
La maniobra fue bien política para lograr lo que luego se dio en las urnas: 51% votó por el 'NO' a la reelección.
"A Gabriela Zapata Montaño la conocí en 2005. La verdad, era mi pareja; en 2007 tuvimos un bebé y lamentablemente ha fallecido, tuvimos algunos problemas y a partir de ese momento nos distanciamos”, confesó Evo en conferencia de prensa el 5 de febrero de cara a las votaciones, pues no tuvo otro remedio que salir a afrontar como sea dicho escándalo.
Es que este episodio fue denunciado el 3 de febrero por el periodista Carlos Valverde, quien aseguró que Zapara -ahora gerente comercial de la empresa china CAMC- logró contratos públicos a dedo por valor de US$566 millones gracias a sus influencias con Evo.
En dicha conferencia apuntaba a desmarcarse de las denuncias por tráfico de influencias que había recibido, pero en los días siguientes, una foto en el carnaval de Oruro de 2015 en la que posaban juntos hizo arder las redes sociales. La respuesta de Morales a la foto echó más leña al fuego: "Ustedes saben, en carnavales se acerca la gente a hacerse fotos con el presidente", dijo. "Yo vi a una mujer que no recordaba bien, (con cara) conocida que se me acercó", prosiguió en alusión a la madre de su hijo. Los titulares se multiplicaron, las tapas no agradaron en la Casa de Gobierno y el Gobierno acusó a la oposición de articular políticamente para atacar a Morales valiéndose de este escándalo.
Lo cual, en parte es cierto, pero la bomba ya había explotado.
Hasta ese momento, todo estaba más o menos controlado aunque el Movimiento al Socialismo había perdido. Pero la tortilla se dio vuelta por completo cuando, tras la detención el pasado 26 de febrero de Gabriela Zapata, investigada por la Fiscalía por tráfico de influencias, su tía anunció a la prensa que el hijo de Morales vivía. "Si está con vida, primero es una alegría para mi", dijo Morales el lunes siguiente. "Yo creí en las palabras, en la información de la madre de mi hijo", afirmó tras reiterar que intentó ver al niño, pero que le dijeron que había muerto.
Para líderes de opinión bolivianos como Alfonso Gumucio, "la telenovela de Zapata y el niño que tuvo con Evo Morales es en realidad una cortina de humo para esconder otros temas importantes". Gumucio aseguró a La Otra Crónica que el propio Gobierno habría promovido esta supuesta cortina para ocultar el tráfico de influencias y los "innumerables" contratos sin licitación que, a su juicio, han trascendido internacionalmente menos que el escándalo personal de Morales.
Ahora, se suma un nuevo capítulo con las fotos que la familia de Zapata decidió hacer públicas. Si bien fueron hace un tiempo (no precisaron la fecha), esto cayó muy mal en el entorno político del presidente boliviano que se propone inflar a su hija Eva (21), para una posible postulación.
"Buscan seguir generando el show, el espectáculo y es lamentable, lamentable. Como Gobierno tenemos cosas más importantes a las que referirnos que una ciudadana con poca ropa", protestó el ministro de Autonomías, Hugo Siles.
"Me han comentado, pero no he visto siquiera las fotos, me han hablado del asunto, pero nosotros estamos ocupados en el tema jurídico", declaró el abogado de Zapata, Eduardo León. Según el jurista se trata de"un tema más de (la revista) Playboy que de otra cosa".